Washington. El diario Huffington Post y la blogósfera celebraban a la modelo octagenaria, con múltiples parabienes y calificativos como “fabulosa”, “bella”, y “la más guapa del mundo”.
Dell’Orefice, hija de padre italiano y madre húngara, firmó su primer contrato con la revista Vogue en 1946, y apareció en la edición del 15 de diciembre de ese año vestida de Caperucita Roja.
Aunque vivió una vida a veces turbulenta, en medio de la pobreza y víctima de las incesantes críticas de su madre, Dell’Orefice afianzó su creciente fama y fortuna con prestigiosas marcas como Chanel, y trabajó con legendarios fotógrafos como Richard Avedon, Irving Penn, Cecil Beaton, y Norman Parkinson.
Mientras otras mujeres de su edad viven en asilos para ancianos o caminan con la ayuda de un bastón, la modelo estadounidense, ahora con una melena blanquecina, sigue apuntándose éxitos en las pasarelas.
Este año, modeló para Alberta Ferretti y lo ha hecho para John Galliano en 2000, y para Hermès, en 2004.
No en balde se le conoce como “la modelo viviente más longeva” del mundo.
EFE.
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